viernes, 3 de agosto de 2012

Phi Phi Islands "UN MONO, UN MONO!!"

En el barco hacia Phi Phi




Como dice el autor de la Lonely Planet, a Phi Phi le pasa como a Marilyn, qué muere de éxito. La isla es espectacular, el paisaje inmejorable pero... Llegó el turista fiestero, le permitieron quedarse y la pifiaron. La isla se ha convertido prácticamente en un botellón gigante sin control de ningún tipo...

La llegada a Phi Phi fue algo caótica; hacía un calor de mil demonios, íbamos cargados hasta las orejas y teníamos que buscar alojamiento. Ignoramos al enjambre de comisionistas ofreciéndonos habitaciones y decidimos buscar por nuestra cuenta (pa chulos, nosotros!)...

Establecimos el campamento base en una terracita debajo de cocoteros y nos dividimos, Esther y José fueron hacia el este mientras nosotros vigilábamos las maletas y, cuando volvieron, Miguel y yo hicimos lo propio por el oeste de la isla. Bajo un sol infernal y sudando al gota gorda nos decidimos por una casita aislada el la parte contraria al pueblo y, por lo tanto, a la fiesta y el ruido (ilusos)...

Lo cierto es que elegimos en P.P. Front Beach más por barato que por otro motivo (barato para ser Phi Phi, donde todo vale 3 veces más que en la península) pero enseguida nos dimos cuenta de que la elección había sido súper acertada.


Y esta era la vista desde la habitación:



Si observáis bien esta última foto veréis solo playa y paz... Pues bien al fondo del todo, justo en el lado opuesto de la bahía, por la noche se montaba un sarao impresionante, luces de colores (llegamos a pensar que era una feria con caballitos y todo...) música, malabares con fuego y MÚSICA, sí, sí, con mayúscula ... Bestial! No sé si la bahía hacía de transmisor de sonido o qué, pero se oía como si los tuvieras a 500 metros.

Así que, la segunda noche dijimos... Esta bien, no podemos combatirlos, unámonos!! :-)











Se puede beber de todo (de dudosa calidad), pero la estrella en estos sitios es esto:




Venden cubos (buckets) con todas las combinaciones posibles de alcohol para que uno mismo se haga la mezcla en el cubito y beban todos con pajita... Como veis los hay desde 150 Baths (2,30€ aprox.) y ahí que van todos/as los/as guiris jovencitos, cubo en ristre dándole a la pajita (...)
A dios pongo por testigo qué nosotros no los catamos...

Pero no sólo de noche vive el hombre, que parece que hayamos pasado los 3 días de juerga, y nada más lejos de la realidad... (sólo salimos la segunda noche y menos de dos horas.... Nos estamos haciendo mayores)...

Aunque nuestro Guest House estaba en la misma arena de la playa, la marea había traído mucha porquería (humana y marítima..qué coño! Mucha más humana que marítima), así que siempre íbamos a bañarnos a la costa contraria de la isla. Llegábamos por un caminito medio asfaltado muy divertido. Lo mismo te salía una ranita que una simpática culebra de 2 metros ... Ir de día no tenía mucho misterio pero la vuelta por la noche era digna de grabarse... Totalmente a oscuras, allí a las 19h ya es de noche; Esther tatuada en el brazo de Miguel de lo fuerte que se agarraba y pegando respingos a cada movimiento de rama, los demás, con las linternas encendidas escudriñando cada milímetro donde poníamos el pie y con unas risitas de falsa tranquilidad ... Linternas de móvil para no pisar a ningún animalito (no por él, si no por que no se nos comiese a nosotros)... Total, que volver cada noche a casa ya era una aventura en si.




Y además, este cartelito estaba colgado cada 3 metros:




El camino de evacuación de tsunamis te dirigía a lo alto de la montaña, por la selva... (Ummmm, da una tranquilidad ver eso por todas partes...)

La playa es IMPRESIONANTE... Para mí, personalmente, no hay mayor placer que estar tumbada en una playa boca abajo, abrir los ojos y solo ver selva... Podría pasar horas y horas allí.



Habéis visto que peineta más chula se ha comprado Miguel? Si es que tiene un gusto el chico...



El sitio era paradisiaco.

Uno de los días reservamos una excursión en barco para visitar Ko Phi Phi Leh (la isla de al lado, no habitable), la famosa Maya Beach (donde Leonardo di Caprio rodó la peli La Playa), y la Monkey Island... Y hacer un poco de snorkel.






Aquí aún no sabíamos lo que nos esperaba...El Tutuki Splash nos esperaba.

Fuimos en un barco que ellos llaman Long Tail... O sea, lo que todos conocemos por Patera... El mar estaba movidito (oh! Gracias, santa Biodramina) y aquello se movía más que una cáscara de nuez... Acabamos todos mojados hasta el tuétano. Buceamos, vimos pececillos de colores, coral...



Parezco un cangrejo, lo sé.

A Maya Beach, como había muy mala mar, solo podíamos acercarnos desde la parte de atrás de la isla y acceder trepando por una red de cuerdas... Así que mandamos a José de explorador, cámara en mano y el aportó los documentos gráficos



La verdad es que el sitio es impresionante.



Aquí José, el intrépido explorador, en plena misión.

Y, para terminar la excursión, The Monkeys Island... Una cala pequeñita entre acantilados y jungla, llenita de monos. Monos tan acostumbrados a que los guiris vayamos a visitarles que esperábamos que en cualquier momento uno nos dijese "give me your price!"... Pero no, en lugar de eso vimos monos que nadaban mejor que Esther Williams. Nadan y bucean tan bien que cuando quisimos darnos cuenta, uno había llegado a nuestra barca nadando, había abierto SIN ROMPER el nudo de la bolsa de plástico donde llevábamos nuestra comida, y cuando le espantaron ya se había comido la mitad del arroz con verduras... Como te lo cuen!!






Planeando el hurto...



Monos son, pero de simpáticos no tienen un pelo ehh...



Aquí el par de ladronzuelos que nos dejaron sin comer...

Cuando volvimos al Guest House Miguel salió a la terraza de la habitación a tender los bañadores y yo miraba desde dentro de la habitación cuando de repente veo que un mono (grandecito) está pasando a un metro de Miguel y él ni caso... Empece a gritar como una posesa UN MONO! UN MONO!!, por lo visto grité tanto que Miguel dice que lo espanté yo sola :-)

Este es un poco el resumen de lo que hemos hecho en Koh Phi Phi, paz, relax, algo de aventura y como siempre, muchas risas.




Pero sin lugar a dudas... Una de las playas más bonitas que he visto en mi vida.




Y aquí llega el momento de separarnos. Miguel y yo nos vamos hacia Krabi y José y Esther se quedan un día mas para después volver a Phuket a pillar el avión de vuelta a Bangkok y, después de pasar un par de días allí, regresar a Barcelona; Miguel y yo aún seguiremos 10 días más recorriendo el país.

Seguiré informando...

Besos a todos

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